El estrés puede interferir con la capacidad del cuerpo para mantener el balance

Estimada Silvia:
Hace año y medio pasé por una serie de eventos muy duros (económicos, legales y laborales) y esto me afectó mucho emocional y físicamente. Al principio creí que era presión arterial, consulté con un doctor y me hicieron toda clase de exámenes, incluso electrocardiograma y monitoreo de 24 horas. El resultado es que no tengo ningún problema físico. El doctor me recetó Lexapro 10 mgrs y después subió la dosis a 20 mgrs y me dio Clonazepam 0.5 mgrs. Los síntomas de aletargamiento, aturdimiento, agitación, malestar en la cabeza y el pecho han ido disminuyendo desde que comencé el tratamiento hace 8 meses. Pero desde hacer 4 meses que no siento más mejoría y hasta siento que me estoy volviendo dependiente de estos medicamentos. Mi pregunta es ¿qué especialista debo consultar?
José

Estimado José:
Como ya se habrá dado cuenta si visitó mi website, nuestro enfoque es holista y por lo tanto le recomendaría acudir a un médico o practicante holista. Los médicos convencionales se han especializado de tal forma que a veces pierden la visión del todo.
Después de muchos años de practicar la medicina y otros cuantos de practicar la psicoterapia y también el Reiki, mi conclusión es que los únicos enfoques que nos ayudan verdaderamente a restaurar nuestra salud son los que comprenden todas las dimensiones de nuestro ser: física, emocional, mental y espiritual.
El cuerpo es inteligente y está constantemente tratando de adaptarse a las circunstancias del medio ambiente. Sin embargo, cuando está sometido a una carga de estrés mayor de la que puede manejar le cuesta trabajo recuperar el balance. Generalmente, cuando escuchamos las alarmas que el cuerpo suena (síntomas), ayudamos al cuerpo a restaurar la salud. Pero con frecuencia no escuchamos. Si nos sentimos cansados, debemos descansar. Si estamos tristes, debemos buscar apoyo. Si nos sentimos sin apetito, el cuerpo está pidiendo algo de ayuno, etc.
Como vivimos en un mundo médico, buscamos soluciones a través de las medicinas. Estas ayudan, es cierto, y en ciertas ocasiones son una bendición (como, por ejemplo, un antibiótico para una neumonía). Pero muchos medicamentos, aunque alivian los síntomas, producen problemas a largo plazo. El cuerpo produce moléculas que llevan mensajes de un lado a otro del cuerpo y que éste usa para corregir desbalances, reparar tejidos, etc. La mayoría de medicamentos reemplazan esas moléculas (que el estrés puede haber agotado) y ocupan los receptores que normalmente reciben los mensajes del cuerpo. A largo plazo, el cuerpo pierde la capacidad para escanearse a si mismo porque no está recibiendo los mensajes que le permiten conocer el estado de su medio interno y no puede corregir los desbalances.
Lo que usted describe es típico del uso de medicamentos. Los tranquilizantes no tienen efecto más allá de un cierto tiempo y pueden producir adicción. Ya cumplieron su función y ahora lo único que están haciendo es entorpecer la comunicación interna. Lo ideal es que usted, en consulta con su médico, busque la forma de dejar de usarlos. No los suspenda sin consultar porque esto también puede traerle problemas. Pregúntele a su médico sobre suplementos vitamínicos. La vitamina C y el Complejo B ayudan a balancear estados de ánimo.
El mejor enfoque es combinar una alimentación balanceada con ejercicio y un manejo adecuado del estrés. La alimentación debe ser rica en antioxidantes (las verduras, las frutas y el aceite de oliva son ricos en ellos) que compensan el estrés y ayudan a balancear la producción de hormonas y neurotransmisores (las moléculas que llevan mensajes). Elimine el azúcar y otros productos refinados y consuma la menor cantidad posible de productos procesados (productos que vienen en caja, lata o botella son casi todos procesados). Ejercite diariamente al menos por 30 minutos, usted notará la diferencia en tan sólo una semana. Los psiquiatras saben bien cómo el ejercicio contribuye a la salud mental.
Y para manejar el estrés, le recomiendo que busque un psicoterapeuta que le ayude a procesar cualquier sentimiento que haya quedado pendiente relacionado con esos eventos duros que pasó. A veces cargamos con resentimientos y tristezas que no nos dejan sanar el alma. Cuando hemos sufrido golpes, nos descorazonamos y empezamos a ver el mundo desde una perspectiva negativa. Uno necesita ayuda para restaurar la fé y la alegría de vivir.
Recibir sesiones de masaje, reiki o aprender meditación, le ayudarán también a manejar el estrés.
Y consúltenos otra vez, si encuentra útiles nuestros consejos.